El cuento de los tres cerditos ¿Cuál eres tú?
A pesar de que ya habían pasado décadas, aún cuando era niño por allá a principios de los años 90’s (realmente pasa muy rápido el tiempo), en la televisión abierta aquí en Chile podía disfrutar de esas clásicas y antiguas caricaturas con historias tan simples pero a la vez que dejaban tanta moraleja. Esa época dorada de caricaturas ha inspirado a muchos incluso al desarrollo de videojuegos como el exitoso título “Cuphead” que es toda una oda a esa época de los años 30’s donde las caricaturas eran muy diferentes a las que hoy se producen (absolutamente diferentes).
De todas las caricaturas de las cuales disfrutaba en mi niñez (no las nombraré porque sería para largo y no quiero desviarme del tema específico del artículo) con numerosas historias, destacan una serie de cuentos y uno de ellos es muy reflexivo; "El cuento de los tres cerditos y el lobo".
Si se ponen a pensar, siempre existía un lobo en las antiguas historias de niños y por supuesto este lobo era el personaje malvado que se quería comer a alguien. De seguro la figura más reconocida del lobo que se nos viene a la memoria es la de “Caperucita Roja y el Lobo”. En este caso es la historia de otro lobo, también con mucha hambre pero no de una inocente niña vestida de rojo sino de tres simpáticos y alegres cerditos.
Una breve introducción
El cuento es muy simple, el lobo quiere comerse a los tres cerditos y cada uno de ellos sabiendo las perversas intenciones de la fiera, deciden cada uno construir su propio hogar, un refugio tanto para vivir como para protegerse del peligro inminente. Sin embargo, cada cual decidió construirlo de diferente manera, empleando sus propios recursos de tiempo y esfuerzo de forma arbitraria lo que conllevó una diferencia importante a la hora de poder protegerse ante la llegada del malvado lobo hambriento.
Los tres cerditos y sus casas
El cuento inicia con la imagen de tres felices cerditos que están construyendo sus casas, cantaban mientras lo hacían, el primero de ellos quiso ahorrarse tiempo y esfuerzo y pensó que era buena idea terminar rápido, es por esto que decidió construir una casa de paja.
El segundo cerdito al igual que el primero pensó que lo mejor era construir reduciendo recursos de trabajo y tiempo por lo que definitivamente buscó construir algo rápido para tener tiempo libre al igual que el cerdito anterior con la diferencia de que decidió que podía esforzarse un poquito más y construir una casa de madera algo poco sólida pero de madera al fin y al cabo.
A diferencia de los dos cerditos anteriores, igualmente feliz cantando, el tercer cerdito decidió no escatimar recursos de tiempo ni trabajo y disciplinadamente se puso a construir su casa de sólido ladrillo pensando seriamente en cómo poder resistir cualquier ataque del lobo. Es por ello que prefirió tomarse más tiempo que los otros cerditos y sacrificar tiempo de ocio personal para trabajar por su sólida casa de ladrillos.
Ya terminadas las casas de paja y madera, ambos cerditos se fueron a descansar, a disfrutar de su tiempo libre mientras veían y se burlaban del tercer cerdito que continuaba trabajando esmerado en su casa de ladrillos. Los dos cerditos se reían del que construía la casa de ladrillos porque no tenía tiempo de jugar, de cantar ni de bailar por tomarse tanto trabajo en la construcción de su casa. Le decían que era muy tonto al no disfrutar de tiempo libre y que sólo sabía trabajar (como si fuese algo muy tonto) a lo que el cerdito que continuaba afanado en su labor les decía que trabajar es muy importante y que no tenía tiempo que perder, que la construcción de su casa merecía todo su tiempo y esfuerzo para protegerse de forma efectiva del lobo feroz. Los otros dos cerditos solo se reían más (desde su propia ignorancia).
Finalmente llegó el momento; apareció el lobo feroz y persiguió al primer cerdito quien se escondió en su casa de paja pensando que estaría seguro allí, pero la realidad es que al lobo le bastó con soplar fuerte para que toda esa paja volara y el cerdito quedara totalmente desamparado.
En su desesperación, el cerdito de la ya destruida casa de paja escapó corriendo hacia la casa del cerdito de madera quien por supuesto decidió abrirle la puerta dándole protección en su hogar. El lobo llegó detrás de él y al encontrarse con una mayor resistencia a la casa de paja, inhaló profundamente y con un fuerte soplido igualmente terminó por derrumbar la casa de madera del segundo cerdito.
Era una situación desoladora y de peligro para estos dos cerditos que necesitaban con urgencia encontrar refugio para evitar que el hambriento lobo se los comiera por lo que deciden instintivamente correr hacia la casa del tercer cerdito, el cerdito trabajador y disciplinado que apenas recién había terminado su sólida casa de ladrillos. Este último percatándose de la presencia del lobo y el grito de auxilio de los otros cerditos que venían escapando de la bestia, se apresura en abrirles la puerta para darles cobijo quienes al entrar se esconden debajo de la cama muertos de miedo con muy pocas esperanzas de salir vivos ante un nuevo ataque del lobo conociendo la ya experiencia en la destrucción de las casas de paja y de madera respectivamente.
La historia aquí fue totalmente diferente. El lobo al encontrarse ante la casa con los tres cerditos dentro de ella, se confió y dijo que no le preocupaba que con un fuerte soplido de él, derrumbaría esta casa como hizo con las otras dos, para ello se dispuso a tomar mucho aire e hizo el soplido más grande que pudo sin embargo todo fue en vano, la sólida casa de ladrillos, construida con fuerte base y material ni se inmutó ante el soplido de la bestia. El lobo sin ánimo de rendirse intentó derribarla una y otras vez con un soplido tras otro, lo intentó y lo intentó hasta que en un punto quedó exhausto por el esfuerzo y se rindió.
El lobo no tuvo más remedio que irse porque no pudo con la fortaleza de la tercera casa, la casa de ladrillos.
Moraleja
Esta historia de niños nos deja grandes enseñanzas. La primera es demostrar que cada cual toma sus propias decisiones para construir su vida, y esto llevado a nuestro terreno que es el de las finanzas, resulta ser importante de comprender porque el camino corto, el del atajo, lo más fácil siempre parece más atractivo. Como los dos primeros cerditos que estaban más preocupados de disponer de tiempo para el ocio que dedicarlo a construir un sólido refugio para su vida, existe mucha gente que sólo piensa en pasarla bien, hacer dinero rápido, disfrutar de la vida y tiene poco o nulo compromiso con el trabajo, carecen de la disciplina y los valores necesarios para construir sólidas bases para su vida financiera.
Esta gente es la que por lo general no piensa en el futuro, tienen el típico discurso de “- ya veré más adelante como lo soluciono”, no estudian lo suficiente porque eso es de tontos (de nerds), se burlan de quienes se esfuerzan en los estudios o trabajan “en exceso” por no “disfrutar más de la vida” (según ellos). Pero al pasar el tiempo, como bien decimos en el mundo de la bolsa; “el mercado siempre termina poniendo a todos en su lugar” y esta gente es la que por lo general es la que termina viviendo en condiciones financieras complicadas, con problemas de endeudamiento, empleos mal pagados, falta de recursos económicos y en general viviendo una vida muy dura teniendo luego pocas opciones por las cuales optar.
¿Qué podría entenderse como una casa de ladrillo para nuestras finanzas? Trabajar diligentemente, ahorrar disciplinadamente cada mes o por cada pago recibido. Invertir tomando toda la seriedad necesaria en la investigación y formación antes de hacerlo. Continuar especializándose para poder seguir vigente en el mercado laboral, dar un mejor servicio al prójimo y poder aumentar los ingresos. Nunca parar de aprender, estudiar y ser mejores personas para sí mismos, sus familias y para la sociedad.
Para quienes deciden emprender, construir una casa sólida significa construir un negocio sólido, tomarse el tiempo en que las bases de ese negocio sean lo suficientemente fuertes para soportar periodos de “vacas flacas”, ser realistas con los riesgos a los cuales estarán expuestos con su negocio y disminuirlos al máximo con un preciso trabajo de gestión. Significa trabajar más de las ocho horas típicas de un empleo con tal de tomar ventaja.
Al igual que el último cerdito, este no sólo trabajó en su proyecto habitacional, sino que también tuvo que haber analizado mucho antes de decidir construir con ladrillos. En nuestras finanzas personales y corporativas debemos ser rigurosos también en la planificación financiera para luego ejecutar conforme a ello sin desviarnos del plan por muchas distracciones e incentivos que se nos presenten para hacerlo. Estos “incentivos” serán amigos, familiares o parejas que no tengan los mismos valores o visiones a largo plazo que nosotros y que nos inviten a actuar como ellos (los cerditos de paja y madera). Debemos ser tan enfocados como el tercer cerdito y no caer en las “tentaciones” de los demás.
El lobo feroz puede ser cualquier cosa, la pérdida de un empleo, la complejidad del mercado como tal, la competencia empresarial, un mal gobierno de nuestro país, incluso un evento totalmente fortuito como un accidente o una enfermedad que nos lastime económicamente. El lobo en sí es una caracterización a una situación económica adversa que puede tener muchas formas pero ante esas formas debemos estar preparados de la misma manera, haber dedicado el tiempo necesario en la planificación y haber trabajando de forma diligente y con calidad para prevenir situaciones negativas como las mencionadas.
Entonces, ¿cuál de los tres cerditos eres? o al menos ¿cuál te gustaría ser?. Tu comentario siempre es bienvenido e importante para la retroalimentación de todos.
Rodrigo Aguila Bahamonde
Representante de Rankia en Chile
Rodrigo Aguila Bahamonde
Representante de Rankia en Chile