¿Qué es una DAO?

Una DAO es una organización formada para la consecución de objetivos que pueden variar según el caso, pero con una característica elemental: se basa en la descentralización como forma de gobierno interna. 

Para alcanzar esta cualidad, recurren a tecnologías como cadenas de bloques (blockchains), tokens y contratos inteligentes.

DAO son las siglas en inglés para Decentralized Autonomous Organization, cuya traducción al español es “organización autónoma descentralizada”. Se trata de personas que se organizan con reglas propias que, como se mencionó, se estipulan de antemano a través de un código en contratos inteligentes.

Por ejemplo, el contrato inteligente de una DAO puede regular qué poder de voto tiene cada integrante según su tenencia de un token determinado, que se denomina “token de gobernanza”. Otros puntos que se pueden especificar en estos contratos se detallarán más adelante en el texto.

Una DAO no es más que un conjunto de personas organizados para cumplir un propósito específico. Las metas de cada una pueden ser muy diversas, y van desde reunir fondos para adquirir un inmueble u organizar un club social o deportivo hasta dirigir una empresa con fines de lucro, entre muchas otras opciones.

Al tratarse de un concepto nuevo y basado en una tecnología que no lleva muchos años de vida, hay muchos aspectos de las DAO que son territorios inexplorados. Sin embargo, existen algunos ejemplos positivos y negativos en torno a las experiencias con ellas.

 

Es importante distinguir las siglas DAO, que se usan para designar a las organizaciones digitales con las características mencionadas, del nombre The DAO (“La DAO”, en español). Este último hace referencia a una DAO en particular creada en 2016 y que tuvo un final trágico un año después.

The DAO fue creada en Ethereum por una empresa alemana llamada Slock.it, con la finalidad de impulsar el desarrollo de la incipiente red, que hoy es la más grande del ecosistema de las aplicaciones descentralizadas. En dos semanas, logró un financiamiento colectivo de más de 150 millones de dólares.

Sin embargo, un error en su código permitió que un hacker robara los fondos de sus usuarios. 

El botín fue de 60 millones de dólares según el valor de la criptomoneda ether (ETH) en aquel entonces. Todavía no se sabe quién fue el principal responsable detrás del ataque.

El evento fue tan importante que provocó un quiebre en la comunidad de Ethereum, que en ese momento llevaba casi dos años de vida. Debido a este problema, se produjo una división o bifurcación en la red. Por un lado, siguió la red que no borró el incidente de The DAO ni devolvió los fondos a los usuarios afectados; hoy se la conoce como Ethereum Classic.

Fuente de la imagen: Medium/Federico Ast. https://medium.com/astec/el-dao-breve-historia-de-la-primera-organizaci%C3%B3n-descentralizada-e85980f99787

Por otra parte, la Ethereum que hoy conocemos es la versión de la red que decidió “volver atrás” y resarcir a las víctimas de The DAO. Esto desencadenó un intenso debate, ya que algunos consideraron que Ethereum rompió el principio de inmutabilidad que rige a las cadenas de bloques. Tal principio dice que lo que pasa en ellas, bueno o malo, no debe ser alterado posteriormente.

En las DAO, “el código manda”. Por lo tanto, como veremos en los siguientes puntos, el funcionamiento de estas organizaciones está regido por las funcionalidades que el contrato inteligente le da a los tokens y a los usuarios que los poseen, usualmente denominados “holders”.

Uno de los requisitos básicos para la creación de una DAO es contar con un contrato inteligente que regule su funcionamiento. Ethereum es una red sumamente útil en este sentido; de hecho, es la más utilizada para este tipo de desarrollos, gracias a que es altamente programable y compatible con una enorme cantidad de aplicaciones que pueden desarrollarse en ella.

Un contrato inteligente no es más que un software o programa de computadora capaz de ejecutar de forma automática ciertas funciones. Por ejemplo, reservar un 50% de las ganancias por la venta de un token a la tesorería de la DAO y destinar el resto de ellas a otros usos es una tarea que se puede automatizar.

Los contratos inteligentes de las DAO son de código abierto. Eso significa que cualquier persona puede ver el código, auditarlo (ponerlo a prueba) y reportar errores o mejoras que considere necesarias.

Otro elemento básico para una DAO es contar con un token. Es decir, un instrumento de transferencia de valor dentro de la organización que, a su vez, puede otorgar a los usuarios poder de voto. En muchas DAO, existe un token para cada función.

¿Y de qué sirve comprar un token si este no brinda poder de voto? Hay personas que pueden interesarse en una DAO pero que no tienen el tiempo o la intención de involucrarse en ellas. Así, tienen la opción adquirir tokens para aportar dinero a la organización. En caso de que el valor del token aumente en el futuro, estas personas habrán obtenido ganancias a partir de su “colaboración” con el proyecto.

 

 

Cualquier organización que lo desee puede recurrir al modelo de la DAO para su organización. Por ejemplo, podrían recurrir a este tipo de organización un grupo de personas con intereses en común que comparten el objetivo de comprar objetos de valor.

 

Un ejemplo es The Constitution DAO, un conjunto de personas que se unieron para recolectar fondos y comprar una copia antigua de la Constitución de Estados Unidos que se estaba subastando. Esta DAO no solo falló, sino que incluso se vio envuelta luego en polémicas durante la devolución del dinero a los inversionistas.

 

También puede pasar que un partido político o un club de campo se organicen como una DAO. Hasta una empresa privada podría conformarse de esta forma, ya que mediante la tokenización de las acciones serían capaces de delimitar y transparentar el proceso de inversión y toma de decisiones.

 

 

Las DAO se financian a través de la venta de sus tokens y tokens de gobernanza. Como mencionamos, pueden invertir en ellas tanto las personas interesadas en formar parte de la organización como agentes externos, con el objetivo de colaborar con el proyecto o incluso solo para generar ganancias.

MKR es el token de gobernanza de MakerDAO.

Por otro lado, las DAO también pueden ofrecer beneficios a sus miembros por la compra de tokens más allá del poder de voto. Estamos hablando de tokens no fungibles (NFT) coleccionables o pases específicos para eventos, por citar solo algunos ejemplos.  

Una de las principales ventajas de las DAO es que permiten eliminar los intermediarios en la escala jerárquica de una organización. No hay necesidad de confiar en la buena voluntad de encargados, delegados o gerentes, sino que cada integrante tiene sus facultades bien delimitadas por el propio funcionamiento del contrato inteligente que estipula las reglas de la organización.

Además, las DAO están pensadas para funcionar de manera transparente y abierta. Como dijimos, el código que usan está disponible para todos, y todas las transacciones que se realicen con sus tokens quedan registradas en una cadena de bloques, la cual puede ser analizada por cualquier usuario y no se puede modificar de ninguna forma.

 En un informe titulado Decentralized Autonomous Organizations: Beyond the Hype (“Organizaciones autónomas descentralizadas descentralizadas: más allá del bombo publicitario”) publicado en junio de 2022, el Foro Económico Mundial afirma que las DAO pueden ser beneficiosas a nivel económico y social. Para ello, deben resolver “problemas estructurales” como las fallas de seguridad y la poca participación de la comunidad en la gobernanza de algunas de ellas.

Para unirte a una DAO, lo primero es informarse sobre su funcionamiento. Puedes hacerlo a través de redes sociales como Discord o directamente desde su repositorio en Github, según cada caso.

Cuando hayas hecho esto, simplemente debes comprar el token correspondiente a la organización y conectarte a su aplicación o plataforma usando una wallet (monedero de criptomonedas) compatible o creándote una cuenta en la plataforma. Por ejemplo, se puede interactuar con las DAO creadas en Ethereum usando la wallet MetaMask.

Una vez que cuentes con tokens de una DAO, puedes usarlos para introducir propuestas al protocolo y votar las proposiciones de los demás miembros.

Las decisiones en una DAO se toman a partir de propuestas y votaciones. Si un usuario detecta un aspecto mejorable en el protocolo o si desea añadirle una funcionalidad, puede introducir una propuesta según lo dicten las reglas de la DAO. Muchas organizaciones demandan un depósito monetario para ello, con la finalidad de evitar el spam.

Propuesta en la gobernanza de Uniswap. 

Fuente: https://gov.uniswap.org/t/uniswap-v3-launch-on-zkevm/20631

Luego, llegará el momento del debate y, posteriormente, de que los integrantes de la DAO que poseen el token de gobernanza voten si están a favor o en contra de la iniciativa. El poder de voto puede variar según la organización de cada DAO, pero suele estar determinado por la cantidad de tokens que tenga cada integrante.

  ¿Quién es responsable de la gestión de un DAO? 

En las DAO, no hay un gerente, presidente ni ningún representante que esté por encima del resto de forma predeterminada. Todas las decisiones se toman mediante votaciones y siguiendo las reglas estipuladas por el código.

Lo que sí puede ocurrir es que un usuario posea más tokens de gobernanza que el resto, de modo que conseguiría así mayor poder de voto que los demás. Este es un punto en contra de este tipo de organización, ya que abre la puerta a que aquellos usuarios con mayor poder económico controlen una gran parte de los votos.

A la hora de llevar a cabo tareas específicas, como por ejemplo el desarrollo de un producto o servicio, las DAO pueden crear suborganizaciones internas dedicadas a ello. En esos casos, se les asigna un presupuesto para pagarles a los profesionales empleados.

Un ejemplo de ello es MakerDAO, que cuenta a su vez con distintos subgrupos, como MakerGrowth. Este “departamento” está compuesto por desarrolladores que se encargan de la creación y el mantenimiento de productos como la stablecoin DAI y de estudiar posibles formas de hacer crecer a la DAO.

Como quedó demostrado en el caso de The DAO, uno de los principales riesgos de estas organizaciones autónomas descentralizadas es que son plausibles de sufrir hackeos. Al fin y al cabo, los contratos inteligentes que regulan su funcionamiento son creados por personas, y estas pueden cometer errores.

Ligado a esto, otro problema importante es que incluso detectando el problema a tiempo, a menudo no se lo puede impedir. Si un atacante comienza a sacar ventaja de una vulnerabilidad que detectó en el código de una DAO (para robarse los tokens de los usuarios, por ejemplo), es probable que la organización no cuente con un mecanismo de emergencia y deba recurrir a una votación para decidir qué hacer. 

En el interín, el hacker habrá tenido tiempo para hacer y deshacer lo que desee. Al fin y al cabo, estaba siguiendo las reglas porque el código así se lo permitía. Es por eso que el control y la auditoría del código es un paso fundamental en la creación de una organización como estas.

Que una DAO esté regulada por un código no quiere decir que no pueda haber conflictos en torno a ellas. En primer lugar, hay que tener en cuenta que las DAO suelen contar con foros o espacios donde se pueden comentar y debatir las propuestas. Está claro que pueden surgir opiniones muy diversas en ese contexto, e incluso pueden llegar a dividir por completo una comunidad.

Además, muchas veces los usuarios con más protagonismo en las DAO (ya sea por su fama, participación en el desarrollo del proyecto o por cualquier otro motivo) se conocen e interactúan por fuera de la organización. Y no hablamos solo de redes sociales, sino incluso en la vida real.

¿Y cómo se resuelven los conflictos? Pues como todo en las DAO: cada lado deberá presentar sus propuestas y será el resto de la comunidad quien determine el camino a seguir. Ha habido casos en los que las DAO han decidido quitar el poder de voto o incluso expulsar a ciertos integrantes debido a acciones consideradas como motivos de penalización.

 

Los activos de una DAO, conformados tanto por los tokens como por otros bienes físicos o digitales que hayan podido adquirir, están bajo la responsabilidad de sus integrantes. Al tratarse de un elemento fundamental de la organización, está claro que estos querrán cuidarlo y evitar cualquier tipo de inconveniente con ellos.

Algo que muchos critican en torno a las DAO es que no siempre las ideas más votadas por la mayoría son necesariamente las más acertadas. Claro que este es un concepto que puede ser discutido en profundidad, pero no deja de ser riesgoso que el presupuesto de la organización (y por ende, el dinero de sus usuarios e inversionistas) quede en manos de lo que decidan personas que pueden no estar capacitadas para elegir qué camino tomar.

Algunos ejemplos de DAO que se destacan en la actualidad son:

·       Uniswap: es el exchange descentralizado más importante de la red Ethereum y tiene una DAO en la que se regulan aspectos que hacen al funcionamiento del protocolo, como el estado de los pools de liquidez o la implementación de la aplicación en otras redes compatibles con Ethereum.

·       MakerDAO: es una DAO enfocada en brindar servicios financieros de inversiones. Su producto de referencia es la stablecoin DAI, ligada al valor del dólar.

·       Proof of Humanity: propone crear un sistema de validación de identidad descentralizado basado en blockchains.

·       Decentraland: es el protocolo donde se creó el metaverso que lleva el mismo nombre, en el que empresas como Coca Cola, Adidas y otras han invertido para tener representación virtual. Pueden tomar decisiones en su DAO los holders del token MANA.

Hasta el momento, pese a sus problemas y limitaciones, las DAO han llamado la atención de una buena parte de la comunidad. Muchos ven en ellas un método para erradicar los vicios de las organizaciones humanas y así potenciar su funcionamiento y transparencia.

Eso sí, todavía tienen desafíos. Además del desarrollo técnico en sí, con la seguridad como un punto indispensable que no puede fallar, a las DAO les falta encontrar un espacio concreto en el ámbito legal para conseguir una conexión más sólida con el mundo exterior. Se trata, en definitiva, de un aspecto crucial para su proliferación en el futuro.