Buenas a todos.
Como vais comprobando soy un firme defensor de la evolución en el conocimiento, la adaptación a las nuevas tecnologías, la formación continuada, el esfuerzo contínuo e incansable por mejorar... tanto en el ámbito profesional, personal, en la empresa, como ciudadano... y espero de demás empresarios e instituciones públicas el mismo esfuerzo y facilidades para lograrlo.
Ya he dejado un par de artículos de Xavier Marcet sobre la
mediocridad y enlazando con ello vamos a recordar a un maestro, a Jorge Wagensberg (científico, divulgador, escritor, pensador, creador del Cosmocaixa,... quizá nuestro Carl Sagan).
Vamos a ver lo que pensaba Jorge Wagensberg sobre la mediocridad, tomado de un artículo que sabía que había guardado:
1.El mediocre sabe que lo es porque ser mediocre es una decisión personal.
2.El mediocre no está interesado por descubrir ese talento que todos llevamos dentro.
3.La humanidad se divide en dos clases de personas, la de las que van más bien a favor de los proyectos y la de las que van más bien a favor de sí mismas.
4. Los proyectos suelen empezar bien empujados por personas que van más bien a favor de los proyectos y se van arruinando a medida que son reemplazadas por personas que van más bien a favor de sí mismas.
5. Casi todo el mundo tiene la tendencia natural de ir a favor de sí mismo, pero en el caso del mediocre hay un plan, un plan estratégico innegociable.
6. Lo mediocre es peor que lo bueno, pero también es peor que lo malo, porque la mediocridad no es un grado que pueda mejorar o empeorar, es una actitud.
7. El mediocre solo entiende la lealtad en la dirección vertical y en el sentido ascendente.
8. La suma de la mediocridad y de la creatividad es constante: a más de la una menos de la otra.(Versión universal de la Primera Ley de la Termodinámica).
9. Construir es ir de cualquier parte a una parte muy especial, y para ello hay que invertir tiempo, talento y esfuerzo; destruir es ir de una parte muy especial a cualquier otra parte, y para ello no se requiere absolutamente nada.(Versiónuniversal de la Segunda Ley de la Termodinámica).
10. En una empresa aislada la mediocridad aumenta espontáneamente hasta un valor máximo que corresponde a un estado de no retorno desde donde ni siquiera se puede ya empeorar.(Versión social de la Segunda Ley de la Termodinámica).
11. El mediocre está convencido de que no hay función que no se pueda delegar.
12. El mediocre se considera particularmente bien dotado para la función de delegar funciones.
13. El comentario más socorrido del mediocre es ¡no lo veo claro!, y se basa en una esperanza doble: que todo el mundo lo olvide si el proyecto llega a buen puerto y que todo el mundo lo recuerde si el proyecto naufraga.
14. La mediocridad no consiste en pensar que nadie es imprescindible (se puede prescindir de Mozart, claro) sino en pensar que todo el mundo es reemplazable (que me busquen otro Mozart).
15. Cualquier empresa humana tiene un cupo máximo de mediocres que puede soportar antes de entrar en colapso irreversible.
16. El mediocre no reconoce la crítica para corregir, sino que encarga la corrección de la crítica a expertos de reconocido prestigio.
17. Todo mediocre cree haber descubierto lo que es poder: poder es poder hacer sufrir.
18. La mediocridad puede hacer que, durante un instante, se tambalee una cultura de siglos: ciencia, filosofía, poesía, arte, matemática y música.
19. La mediocridad, que nunca duerme, puede sorprender a la creatividad que sestea.
20. Acabar con la élite se puede hacer de dos maneras: matando a todos los que están dentro (opción mediocre) o invitando a entrar a todos los que están fuera (opción creativa).
https://elpais.com/cultura/2014/12/30/babelia/1419955867_296087.html
Artículo para recordar al gran Wagensberg:
Tres preguntas para recordar a Jorge Wagensberg
Ha muerto un referente del conocimiento científico contemporáneo, Jorge Wagensberg. Doctor en Física, profesor, divulgador científico. "Cambiar de respuesta es evolución. Cambiar de pregunta es revolución"
Ha muerto un referente del conocimiento científico contemporáneo, Jorge Wagensberg. Doctor en Física, profesor, divulgador científico, director de la colección Metatemas de la editorial Tusquets, y creador de unos de los museos de la ciencia más importantes del mundo: el CosmoCaixa de Barcelona.
Un verdadero poeta y mago de las palabras que quizás emprendió camino en busca de mejores preguntas. O quizás las respuestas de este mundo se le quedaron definitivamente cortas. Lo que es seguro es que nos dejó con menos sabiduría disponible y más cojos para seguir comprendiéndolo. Pero también tenemos su enorme legado en forma de verdaderos regalos para los inquietos y para los buscadores de conocimiento en general. Motivadores poderosos que nos invitan a sumergirnos y acercarnos a lo hasta ahora conocido. Aforismos que comprimen en poesía mínima el máximo de conocimiento. Ensayos que muestran con simplicidad la destilación de aquello que abarcan, ya sea la propia complejidad del mundo, las leyes de la física, el sentido de las formas, la teoría de la creatividad o el puro gozo de lo intelectual.
Wagensberg fue y seguirá siendo una de las fuentes de las que bebí para construir la manera en que entiendo el mundo de las organizaciones con las que trabajo. Las aportaciones de su “
ley general del cambio” me sirvió para entender cómo aumentar la capacidad de progresar en la incertidumbre, y sobre ello construir la base de nuestro
Modelo de Valor Total. Y es más, el nombre de una de nuestras herramientas de intervención más potentes, y con más de 10 años de historia, toma su nombre de su modelo de comprensión del mundo:
Anticipa.
Le conocí por el regalo que una persona muy cercana me hizo hace mucho tiempo. Un ejemplar dedicado y firmado para mí de su libro “
Si la naturaleza es la respuesta, ¿cuál era la pregunta?”. La lectura de ese compendio de aforismos me abrió a un espacio de inquietudes que aún no he cerrado. Es uno de los motores que me impulsan a seguir buscando nuevas soluciones, nuevas explicaciones y, sobretodo, nuevas preguntas. Su efecto podríamos resumirlo en dos de sus aforismos:
“Cambiar de respuesta es evolución. Cambiar de pregunta es revolución”
“La mediocridad es una decisión personal”
Y en eso andamos desde entonces, vapuleado, sobre todo en los últimos tiempos, por la exponencial complejidad del entorno, con un impacto cada vez más poliédrico del desarrollo de la tecnología.
Con mi equipo y la red de consultores y organizaciones con las que colaboramos seguimos planteándonos preguntas para avanzar. Nos preguntamos cómo han de ser los modelos de gestión para superar la mirada mecanicista y se enriquezcan con la mirada sistémica; cómo se ha de medir el éxito en las organizaciones de una manera acorde con la necesidad imperativa deadaptarse y no sólo de acumular; o cómo podemos acompañar a nuestros clientes para que mejoren el nivel de cooperación interna y tejan relaciones que fluyan; cómo podemos crear las mejores condiciones para despertar y abordar el futuro que ya está aquí. Y, también, cómo han de ser y comportarse los líderes que dirigen los equipos que se enfrentan a este entorno de complejidad.
Este último, el ámbito del liderazgo, es sin duda uno de nuestros vectores fundamentales de reflexión. Uno de los ejes centrales que activan (o no) las transformaciones que requieren las organizaciones.
En nuestro Modelo de Valor Total presentamos el Modelo de Liderazgo al que llamamos de Vitruvio, tomando el nombre de la obra de Leonardo da Vinci. Leonardo dibujó a su Hombre de Vitruvio con sus extremidades abiertas y superpuestas dentro de un círculo y, a la vez, de un cuadrado. En nuestra interpretación, el círculo simboliza el dinamismo, lo cambiante, lo sistémico, las relaciones, la evolución y la adaptación constante al entorno de una organización. El cuadrado, al contrario, representa lo que se conserva, lo estable, lo que se protege, lo identitario de sí mismo y de la organización.
Para nosotros el líder de una organización debe ser alguien con capacidad para dar respuesta a ambas cosas: el dinamismo del círculo y la conservación del cuadrado. De esta forma:
.. Pone en cuestión los paradigmas de siempre, salvaguardando el justo equilibrio entre la necesidad de generar valor económico y el hacerlo generando valor relacional,
.. Considera la organización como un ecosistema vivo, y no como una máquina productora de beneficios.
.. Construye culturas de trabajo que se regulan desde la confianza, sin miedo a los efectos de la libertad o de la pérdida de control de jerarquías férreas.
.. Hace posibles modelos de relación que favorezcan que las personas puedan reconocerse y aceptarse para poder trabajar desde la cooperación, sin miedo a los conflictos y a afrontar conversaciones desde la autenticidad.
.. Favorece la adaptabilidad de personas y equipos, sin miedo al continuo desaprender y aprender que implica la exigencia de dar respuesta a la incertidumbre del entorno.
.. Persevera, persevera y persevera, con la intención profunda de alcanzar metas conectadas con el sentido de la organización.
Un líder que es capaz de adaptarse continuamente para avanzar y construir valor en un entorno de mayor velocidad, más volumen de la información que gestiona, más requisitos —a veces contradictorios— de los clientes, más competidores globales y locales y mayor necesidad de dar respuesta equilibrada a todos los stakeholders con los que se relaciona.
Crear condiciones para que estos líderes aparezcan y se desarrollen no es fácil. El gran reto del desarrollo del liderazgo organizacional es sembrar en el propio líder la semilla de lo que la organización necesita: la adaptabilidad. Y esto ya no se hace a través de Programas de Liderazgo, coaching, mentoring u otras herramientas conocidas.
Fundamentalmente se consigue activando la auto-responsabilidad de los propios líderes. Y aquí las preguntas “wagensberianas” juegan un rol estratégico. Toca “cambiar de preguntas” y adaptarse al entorno.
En la búsqueda de esas preguntas hace unos meses tope con la con una Ted Talk de Roselinde Torres, socia senior de la Boston Consulting Group y especialista en liderazgo. Torres despliega un análisis sobre por qué las prácticas actuales para apuntalar el liderazgo están desfasadas y pensadas para un mundo que ya no existe. Se plantea qué es lo que hace exitoso a un líder del siglo XXI. Y ofrece una respuesta, hábilmente fundamentada en tres preguntas. Tres preguntas que saben responder con éxito los líderes que navegan en la incertidumbre, entre ellos, lo hizo el mismo Nelson Mandela.
Tres preguntas directas que deberían plantearse todos los líderes de nuestras organizaciones:
1.- ¿Dónde buscas para anticipar el próximo cambio en tu modelo de negocio o en tu vida? Cómo llenas hoy tu agenda. Con quién te reúnes. Sobre qué temas te informas. Dónde viajas, qué lees, cómo destilas lo nuevo y lo incorporas en acciones concretas en tu día a día.
2.- ¿Qué capacidad tienes para crear relaciones con personas que son diferentes a ti? Cuántas personas se conectan contigo a pesar de sus diferencias biológicas, físicas, políticas, funcionales, culturales, socio-económicas y confían lo suficiente en ti para cooperar y construir un objetivo común.
3.- ¿Estás suficientemente preparado para dejar de lado prácticas que te han hecho exitoso en el pasado? Estás preparado para dejar de hacer lo que te es familiar y cómodo. Para resistir emocionalmente a las dificultades de defender nuevas ideas ante los que las tachan de imposibles o naïf.
Tres preguntas poderosas. Para masticar. Para digerir. Y para convertir en acciones nuevas y potentes para un mundo en el que lo previsible está desapareciendo y la necesidad de adaptarse es un imperativo.
¡Gracias Roselinde!
¡Y hasta siempre Maestro Wagensberg!
https://www.sintetia.com/tres-preguntas-para-recordar-a-jorge-wagensberg/
Un saludo, maestro.
Saludos a los que evolucionan y huyen de la mediocridad