Relación entre los estudios y la trayectoria profesional
En Chile, según la OCDE, aproximadamente el 74% de la población no obtiene ningún título. Este hecho podría significar la diferencia entre poder aspirar a un cargo en un cierto empleo o no.
Además, el 76% de los trabajadores chilenos están insatisfechos con sus empleos. Una buena estrategia que podría ayudar a paliar esto sería la "capacitación corporativa", formando a los empleados e intentando evocarles un sentido de pertenencia a la empresa, que a buen seguro aumentaría la motivación laboral de éste y por ende, la efectividad en el puesto de trabajo.
Uno de los factores claves que causan el alto índice de chilenos que no terminan sus estudios es la larga duración de las carreras universitarias en nuestro país, ya que al ser tan duraderas muchos jóvenes se desaniman antes de terminarlas y escogen comenzar a trabajar a pesar de no tener un título. Esto es así ya que un estudiante medio necesita 6 años y tres meses para obtener un título, mientras que en los países de la OCDE los mismo estudiantes lo conseguirían obtener en tan sólo 4,3 años, o lo que es lo mismo, se ahorrarían dos años de estudio con respecto a un estudiante chileno.
También está claro que otro punto fundamental del abandono de los estudios es el factor económico, ya que menos del 30% de los estudiantes tiene algún tipo de beca que les permita financiar sus estudios.
Este hecho propicia que exista una masa de personas poco cualificadas en el mercado laboral chileno, los cuales no pueden aspirar a mejorar sus ingresos ni su carrera profesional ya que no cuentan con las herramientas para crecer que proporciona un título, generándose una cierta desigualdad en la sociedad.
Además, es fácilmente apreciable una escasez de mano de obra específica en áreas de alto potencial como la minería, tecnología y astronomía, lo que inevitablemente, repercute en la productividad del país.
La solución radicaría en que Chile incrementara su gasto en educación y que sus instituciones ofrecieras más y mejores formas de financiamiento educativo a aquellos con capacidades pero que no cuentan con los recursos económicos necesarios para estudiar.
Otra equivocación en el diseño de nuestra malla curricular nacional es que no todas las carreras tienen horarios que ayuden a los estudiantes a compatibilizar sus estudios con un posible trabajo que les ayude a obtener las rentas necesarias para financiar sus estudios. En este sentido, el uso de educación a distancia vía e-learning es una herramienta que permite amalgamar perfectamente las necesidades de trabajar y, a la vez, de perfeccionarse.
El formato de clases teórico/práctico es la principal deuda, las mallas pueden ser la principal causa de que los estudiantes no tengan competencias reales aplicables al empleo hasta el último año de carrera. Las mallas curriculares permiten a los alumnos adquirir las competencias mínimas para desempeñarse en el ámbito laboral a partir del segundo año. Esto, en Chile, es, sin duda, un gran desafío para las casas de estudios. Ellas tendrán que adoptar una postura visionaria y atreverse a implementar los cambios necesarios que se traduzcan en graduados más capacitados y satisfechos.