¿Cuáles son las tendencias actuales en el mercado de criptomonedas?

En 2017, las ICO (“Oferta Inicial de Moneda”) fueron furor en el mercado de criptomonedas. Más adelante en el tiempo llegaron los tokens no fungibles (NFT, por sus siglas en inglés) y los protocolos de Finanzas Descentralizadas (DeFi). 

Así como estos casos, podríamos nombrar muchos otros de tendencias de variada duración y relevancia. Es algo que parece natural en un mercado tan cambiante y que evoluciona con tamaña rapidez. 

Podemos decir que para 2025 las tendencias en el mercado de criptomonedas se centran en nuevos términos. Stablecoins, staking y redes sociales se han vuelto ejes de una rueda que no para de girar. 

La adopción de las stablecoins es una de las “marcas” en el mercado de criptomonedas actual. Mientras que muchas personas lo hacen para solucionar dificultades económicas propias del país donde viven (como pasa en Argentina o Venezuela, por citar casos ejemplares), otras las usan para acceder a protocolos DeFi y operar en plataformas descentralizadas DeFi (sobre todo en países con una mejor posición económica). 

A diferencia de criptomonedas como Bitcoin (BTC) o Ether (ETH), cuyo valor puede fluctuar en poco tiempo, las stablecoins están diseñadas para mantener una paridad relativamente estable con un activo subyacente, como el dólar estadounidense, el euro o incluso materias primas (oro, por ejemplo). Esa estabilidad las convierte en una herramienta ideal para quienes buscan evitar la volatilidad típica del mercado cripto. Asimismo, facilita su uso como medio de intercambio o reserva de valor.

En países como Argentina, donde la inflación y la devaluación son temas recurrentes, las stablecoins emergieron como una alternativa eficiente para resguardar el poder adquisitivo. Por ejemplo, monedas como USDT (Tether) o USDC permiten a las personas mantener sus ahorros en dólares digitales, además de eludir los riesgos y las restricciones asociados al mercado cambiario local. La adopción de las stablecoins —en este y en otros países— es impulsada por plataformas que ofrecen transferencias rápidas y de bajo costo, una ventaja considerable frente a los sistemas bancarios tradicionales, especialmente para operaciones internacionales.

Por otro lado, las stablecoins también ocupan un lugar clave dentro de las finanzas descentralizadas, ya que sirven como base para préstamos, intercambios y staking (sobre el cual profundizaremos más adelante). 

Una de las principales ventajas de las stablecoins es su capacidad para ofrecer una estabilidad de valor en un mercado que, por naturaleza, es altamente volátil. Esto seduce tanto a nuevos inversores que buscan evitar los vaivenes del mercado cripto, como a empresas que necesitan operar con monedas digitales pero no desean asumir riesgos significativos de fluctuación. 

Además, las stablecoins destacan por su eficiencia en términos de velocidad y costo de transacciones. Estas criptomonedas permiten mover dinero de un lugar a otro en cuestión de minutos y con costos mucho más bajos, una ventaja especialmente relevante en países con restricciones cambiarias o sistemas financieros poco accesibles.

El staking se ha consolidado como una de las tendencias más importantes en el mercado de criptomonedas y una forma de generar ingresos pasivos. En términos simples, el staking implica "bloquear" o mantener una cantidad de criptomonedas en una red blockchain para ayudar a validar transacciones y mantener su seguridad. A cambio, los participantes reciben recompensas, que suelen ser pagos en la misma criptomoneda que están poniendo en staking. 

Este proceso es exclusivo de redes que funcionan con un mecanismo de consenso llamado "Prueba de Participación" (Proof of Stake, PoS), como Ethereum, Cardano (ADA) o Solana (SOL).

Un ejemplo concreto de staking se da en Ethereum, donde los usuarios deben bloquear al menos 32 ETH para convertirse en validadores y participar en la red. Como vemos en la imagen de abajo, hay más de 33 millones de ETH en staking al escribirse este artículo.

Sin embargo, también existen opciones más accesibles para quienes no disponen de ese capital: plataformas como Binance o Kraken permiten a los usuarios hacer staking con montos menores y sin tener que gestionar directamente un nodo validador. 

Otro caso interesante es Cardano, donde puedes delegar tus ADA a un "pool de staking" sin necesidad de bloquearlas completamente, lo que te da la opción de mantener cierto grado de flexibilidad mientras generas ingresos.

El staking también tiene un papel destacado en los protocolos DeFi (finanzas descentralizadas), donde se pueden ganar recompensas por depositar criptomonedas en contratos inteligentes que sustentan las operaciones de estas plataformas. A diferencia del staking tradicional en redes como Polkadot o Ethereum, donde los fondos se usan para validar transacciones y mantener la seguridad de la red, en los protocolos DeFi los depósitos suelen proporcionar liquidez a pools o apoyar préstamos y créditos descentralizados.

Por ejemplo, en plataformas como Aave o Compound, los usuarios pueden bloquear sus criptomonedas en un pool de liquidez y, a cambio, recibir intereses generados por los préstamos realizados a otros usuarios del sistema. Esto amplía las opciones de staking, con modelos de alta flexibilidad pero a menudo con mayores riesgos, dada la volatilidad de las criptomonedas y las vulnerabilidades de los contratos inteligentes.

En Chile, los avances en la regulación de criptomonedas han tomado impulso en los últimos años. Esa evolución, tal vez impensada en un principio, refleja el interés del país en adaptarse a las tecnologías financieras emergentes. 

Uno de los hitos más relevantes fue la promulgación de la Ley N.º 21.521, conocida como la "Ley Fintech". Esta legislación, que busca fomentar la competencia y la inclusión financiera a través de la innovación tecnológica, establece un marco legal que reconoce a los criptoactivos como activos financieros digitales. Si bien la ley no regula directamente las criptomonedas en sí, sí define obligaciones legales para los proveedores de servicios de activos virtuales (PSAV), equiparándolos en ciertos aspectos a las instituciones financieras tradicionales. Esto incluye requisitos como la transparencia, el cumplimiento normativo y la aplicación de medidas para prevenir el lavado de dinero.

En el ámbito tributario, el Servicio de Impuestos Internos (SII) clasificó a las criptomonedas como activos digitales o virtuales. Esta clasificación implica que las ganancias derivadas de actividades relacionadas con criptomonedas están sujetas a lo que dicta el sistema tributario chileno. 

Por ejemplo, cualquier renta que se obtiene por transacciones con criptomonedas debe ser declarada y registrada siguiendo las normas generales de tributación de Chile. De este modo, se busca evitar vacíos legales que puedan favorecer la evasión fiscal.

Básicamente, la premisa de la regulación de las criptomonedas en Chile son la promoción de la innovación tecnológica sin descuidar a los inversores y reduciendo los riesgos ligados al mercado cripto, como el fraude y el lavado de dinero. Además, se procura brindar un marco legal más claro y seguro, tanto para las empresas del sector como para los usuarios que buscan invertir o utilizar criptomonedas.

La influencia de las redes sociales y las comunidades digitales en el mercado de criptomonedas es, a estas alturas, innegable. Las redes son una herramienta muy poderosa para difundir información, crear tendencias y fomentar comunidades que impulsan la adopción de criptomonedas. 

En muchos casos, las redes sociales actúan como el canal principal para que nuevos proyectos ganen visibilidad y capten el interés de inversores y usuarios. Esto ocurre especialmente en plataformas como Twitter, Reddit y Telegram, donde los debates y análisis sobre criptomonedas son eje de las conversaciones diarias.

Un ejemplo reciente del impacto de las redes sociales es el caso de Dogecoin (DOGE), cuyo crecimiento explosivo en 2021 estuvo directamente vinculado al apoyo y los comentarios de figuras como Elon Musk en Twitter. Este fenómeno puso de manifiesto cómo un simple tuit puede desencadenar movimientos masivos en el mercado, tanto por el entusiasmo de los inversores como por la atención mediática que genera.

Por otro lado, comunidades digitales como los foros de Reddit, en particular el subforo r/CryptoCurrency, son espacios donde la gente intercambia ideas y debate sobre proyectos emergentes o consolidades. 

Las redes sociales y comunidades digitales ayudan a democratizar el acceso a la información, ya que logran que incluso los inversores novatos se eduquen y participen activamente. Sin embargo, también expone a las personas a información falsa, manipulada o tendenciosa, así como a muchos intentos de estafas. 

Otro aspecto relevante es el surgimiento de influencers especializados en criptomonedas y blockchain. Estas figuras, presentes principalmente en YouTube, TikTok e Instagram, se han convertido en líderes de opinión que educan, inspiran y, en ocasiones, generan olas de inversión en determinados proyectos. 

Sin embargo, esta “moda” no está exenta de riesgos. La promoción de criptomonedas en redes sociales a menudo carece de un análisis técnico profundo, lo que puede llevar a decisiones impulsivas basadas únicamente en el hype (emoción generada). A esto debemos sumar el hecho de que, lamentablemente, no todos los influencers son honestos ni tienen las mejores intenciones para sus seguidores…

Volviendo a lo positivo, las comunidades digitales fomentan la formación de lazos entre los desarrolladores de proyectos y sus usuarios. Este diálogo abierto sirve para resolver dudas e incluir a la gente en decisiones importantes. Por ejemplo, muchas plataformas permiten a los poseedores de tokens votar sobre el futuro de un proyecto, de modo que crean un modelo participativo —y descentralizado, gracias a los protocolos de gobernanza que permiten a los poseedores de tokens de una red votar para participar en su desarrollo— que genera confianza y fidelidad. 

No obstante, el impacto de las redes sociales no es del todo positivo. La difusión de información errónea o directamente falsa sobre proyectos cripto puede llevar a fraudes y estafas. Un caso emblemático es el de los llamados "pump and dump schemes" (esquemas de manipulación de precios), organizados en grupos privados de Telegram o Discord. En ellos, los administradores inflan artificialmente el precio de una criptomoneda de bajo valor para luego vender sus tenencias, con lo que dejan a otros en pérdidas.

En definitiva, la influencia de las redes sociales y comunidades digitales puede ser enormemente positiva, también es necesario un enfoque crítico y una regulación adecuada para asegurar un uso responsable de estas herramientas.

La tecnología blockchain ya trascendió el ámbito de las criptomonedas y se vuelve, paulatinamente, una herramienta versátil con aplicaciones en diversos sectores. En América Latina, esta expansión fue notoria en áreas como la logística, las finanzas y los procesos de gobierno. Las características de transparencia, seguridad e inmutabilidad del blockchain han generado algunas soluciones innovadoras en tales campos.

Uno de los ejemplos más destacados es el uso de blockchain en sistemas de trazabilidad. En Argentina, parte de la industria agrícola adoptó esta tecnología para garantizar la autenticidad y la calidad de productos como la soja y la carne. A través de plataformas basadas en blockchain, los productores registranr cada etapa del proceso, desde el cultivo o la crianza hasta el transporte y la distribución. Esto aumenta la confianza de los consumidores y facilita la certificación de exportaciones hacia mercados con altos estándares regulatorios.

En el ámbito de los servicios financieros, la blockchain también va encontrando un lugar fuera del contexto cripto. Hay empresas como bancos y startups en Chile y Brasil que han desarrollado soluciones de pagos y remesas internacionales basadas en esta tecnología. 

El sector público tampoco quedó afuera. En países como Colombia, se están explorando aplicaciones de blockchain para mejorar la transparencia en licitaciones gubernamentales. Como los ganaderos en Argentina, los gobiernos colombianos pueden documentar cada paso de un proceso licitatorio, evitando alteraciones o manipulaciones gracias a ese registro inmutable en las cadenas de bloques. 

Otro caso interesante es el uso del blockchain para sistemas de identidad digital. En países con altos índices de informalidad, esta tecnología permite registrar identidades de manera segura, de ,modo que ayuda a los ciudadanos a acceder a servicios financieros, votar o incluso certificar títulos educativos. Uruguay, por ejemplo, ha implementado un sistema basado en blockchain para sus registros notariales. En Corea, en tanto, ya se experimenta la emisión de licencias de conducir mediante sistemas basados en blockchain.

Las stablecoins, el staking y la expansión de la blockchain más allá de las criptomonedas son solo algunos testimonios del potencial transformador de esta tecnología. Ahora bien, su interacción con agentes y sistemas del mundo real, como las redes sociales y las leyes de cada país, todavía está en gestación y demanda esfuerzos para no quedarse atrás, con una tecnología que crece a pasos agigantados cada día. 

Bitcoin y otras criptomonedas asoman en el horizonte como un año prometedor. Seguramente, aparecerán nuevas herramientas y se perfeccionarán las que ya existen, como las que hemos abordado en este artículo.